Diseñar tu negocio, algo imprescindible como asesoras de imagen

Poder dedicarte a eso que realmente te apasiona -tal vez después de deambular por distintas carreras o trabajos- contará como handicap  a tu favor; y formarte y capacitarte con compromiso y convicción funcionará como tu base sustanciosa.

Aunque, para crecer profesionalmente como asesora de imagen, es imprescindible ir un poco más allá y entre los ítems para incorporar no te puede faltar un plan de negocios.

O, como suelo repetir y repetir, que te pienses a vos misma como una empresa, con objetivos y propósitos.

¿Empezamos juntas?

Para eso, el ejercicio inicial que te aconsejo es que proyectes tus metas a tres años, como si fuera una hoja de ruta.

El foco será posicionarse en la “llegada”, que visualices detalladamente y con cierto rasgo realista ese momento estipulado (para así fijar deseos cumplibles y disfrutar de lo alcanzado).

Es necesario que entiendas que los desvíos, las paradas y las bifurcaciones no van a faltar. Te entrenarán en la flexibilidad y te darán más cintura para los cambios, dos instancias muy asociadas a la vida emprendedora y que no hay gurú, coach o archi mega experto confiable que no aconseje desarrollar.

 

¿Por qué a tres años? Este plazo no es un número caprichoso ni elegido al azar.  Está estudiado que se trata de un período suficiente como para que lo obtenido sea atractivo y tenga una determinada consistencia y que, al mismo tiempo, esos logros se vean alcanzables y medianamente cercanos.

La intención es que las frases “falta mucho”, “tendré tiempo para activar”, o “en su momento lo veré” ni se nos crucen por la cabeza o que, si surgen, el entusiasmo por seguir adelante y concretar nuestros compromisos internos ganen por goleada.

Lápiz y papel

 Como a los pensamientos se los puede llevar el viento o quedar en el olvido, una recomendación esencial es escribir el plan de acción en un cuaderno que te guste, destinado a tu proyecto y que tengas siempre a mano.

La instancia siguiente será bloquear en tu agenda una cita unipersonal inamovible -sí, como cuando organizás un encuentro -o videollamada, en época de coronavirus- con alguien y hacés malabares para estar disponible a la hora acordada. Fijá un día, un horario y un lugar que facilite tu concentración y filtrá las interrupciones -desde los grupos de Whatsapp hasta los asuntos de trabajo o las consultitas espontáneas de pareja, hijos y demás.   

Ya con tu tecito preferido, café o una copa de vino, soltate a explayar tus ideas. ¿Cómo hacerlo?

–     Diseñá una línea de tiempo inversa

 Es decir: desplegá tus aspiraciones a tres años y luego, fraccioná los períodos (a dos y un año) y anotá las acciones que te llevarán a cumplirlo. La intención es que tus deseos sean congruentes entre sí y te permitan ir hacia una dirección.

–     Escribí cada oración en forma positiva y tiempo presente. La mente no entiende de quejas ni de “no quiero.... o no volvería....”

–     Sé precisa y concreta. Las descripciones y los detalles, más que bienvenidos. No ahorres en expresiones de cantidad. Por ejemplo, las alumnas que aspirás tener o un ingreso aproximado -para no pensar un número en el aire, podés trasladarlo a ciertos gastos o puntos que hagan a tu forma o estilo de vida.

–     Incluí tus emociones. ¿Cómo imaginás sentirte al alcanzar cada instancia? Al dejarlo registrado, las ganas de ir hacia allá estarán potenciadas.

–     Que esas metas estén en tus manos. Tené siempre en cuenta que los objetivos que dependen de la decisión o voluntad de otros nos ubican en una posición vulnerable y dependiente.

 

Ahora, ¡a andar el camino! Con un equipaje chico, que te obligue a dejar de lado los mandatos o presupuestos y te brinde la liviandad que necesitás para dar las contramarchas, giros, stops y explorar tramos impensados.

 

¿Vamos juntas?

Anterior
Anterior

Las asesoras de imagen somos activadoras de autoestima

Siguiente
Siguiente

¿Para ser asesora de imagen, hay que ser fanática de la moda?