Animarte a la cámara, un impulso necesario para salir a brillar (...online)

¡Luz, webcam y acción!

 

¿Escuchás ese llamado interno? ¿Lo estás silenciando (como si fuera la alarma madrugadora del reloj)? ¿Te parece que deberías prestarle atención pero no te sentís tan cómoda en ese rol? ¿Te falta ese impulso definitorio para animarte a hacer tus videos para redes sociales y clases online

No puedo darte números ni cifras al respecto, pero me atrevo a asegurarte que estas son los dilemas internos de un porcentaje altísimo de emprendedoras y profesionales de los rubros más diversos -pero más aún entre quienes brindan servicios relacionados con la imagen o enfocados en el trato directo con otros.

Y así como hace solo unos meses pocos sabían de qué se trataba el Zoom -el pésimo chiste sería confundirlo con la función de la cámara de fotos o con el SUM del edificio- y hoy las sesiones virtuales forman parte de la más absoluta cotidianidad, la necesidad de pararse frente a la camarita se volvió algo imprescindible para seguir en ruedo. Con esto me refiero a generar propuestas a la medida del aislamiento y de los cambios en nuestras costumbres que ya parecen instalarse.


separador blog raya.png

Desenmarañar las trabas

 Cuando las respuestas inmediatas a estas disyuntivas van hacia respuestas como “mejor paso”, “sigo en la mía” o “para qué innovar”, puede haber algunos motivos o hasta excusas identificables y posibles de sortear.

El miedo al ridículo es más frecuente de lo imaginado y no hay por qué desestimarlo. ¿O acaso quién quiere quedar en off side frente a su audiencia? (que muchas veces incluye personas cercanas o que nos conocen en otro rol).  

También puede jugar su ficha el síndrome del impostor que lleva a no creer en las propias capacidades, logros o prejuzgar que nuestro mensaje no es tan relevante ni interesante.

La autoexigencia y la necesidad de tener hasta el mínimo detalle masticado y controlado suelen estar atrás de estas sensaciones que no dejan avanzar.

Salir de la encrucijada

 Si estás dispuesta a recibir mi dosis de amor carnero -como yo llamo a estos consejos incómodos para despegar del sillón- te aseguro que es posible liberar ese freno de mano y no replegarte.

La disposición para el autoconocimiento y la detección de los límites impuestos es una tarea imprescindible. Nadie dice que es fácil ni sencillo, pero no tengo dudas en que el rumbo va por ahí.

El camino seguirá con el para qué. Eso quitará el punto de atención en una misma y permitirá darle el protagonismo merecido y estelar al mensaje que deseás transmitir. La pregunta justa e indicada sería “Qué tengo para decir y aportar”.

Hay que tener en cuenta que un minuto en cámara puede ser la fórmula más que efectiva para transmitir nuestros valores, ideas y la tan esencial marca personal.

Otra ayuda será buscar la manera de sentirse a la altura de la circunstancias. Para ello, no hay otra  receta que la de “prueba y error”, la capacitación, el consejo de personas cercanas que nos quieren bien y siempre tienen una palabra positiva y acertada (a los pincha-sueños ajenos, mejor tenerlos lejos).

¿Vamos juntas? ¿No te querés quedar atrás? Entonces, estate atenta al lanzamiento del curso sobre imagen digital, que daré junto a Alan Crawley, de @sin.verba y experto en comunicación no verbal (por supuesto, será a través de la pantalla).

 

Con amor, Flor

Anterior
Anterior

La entrevista inicial online, el nuevo punto de partida para un asesoramiento de imagen exitoso en este 2020

Siguiente
Siguiente

– Tu imagen virtual suma... ¡mucho!: las claves para implementar en videollamadas y clases virtuales