La sesión de asesoramiento de imagen online: activar la autoestima a través de la cámara
Ya con la reunión acordada para comenzar un asesoramiento de imagen online, todo nuestro expertise -para la escucha activa, la decodificación de las necesidades que tal vez tu clienta no tenga tan en claro e impulsar una mirada amorosa y genuina frente al espejo- deberá ponerse en modo “on”.
Claro que estas premisas también van para los encuentros presenciales. Aunque, cuando se trata de sesiones virtuales de asesoramiento de imagen, algunos pasos requieren de más planificación y organización.
Nuestros faros a seguir: generar la misma empatía y confianza que en una charla en tu espacio de trabajo; y descartar el preconcepto erróneo que dice que un encuentro online será menos profundo (¿o a esta altura de 2020 quedan duda sobre las posibilidades valiosísimas que nos brinda el mundo Web).
¿Vamos hacia allí?
La previa
Los días anteriores al encuentro requieren de mucha preparación.
La primera tarea: pedirle a nuestra clienta de forma precisa, ordenada y clara el material que guiará nuestras sugerencias.
Los ítems que no pueden faltar
– Fotos actuales de cuerpo entero, de distintos ángulos, y con un conjunto neutro y entallado (puede ser un jean o unas calzas y una remera básica) y de rostro. Las imágenes bien tomadas permiten trabajar con mucha eficiencia sobre las morfologías.
– Fotos de looks diarios laborales o para momentos especiales. Sin cuarentena ni tiempo completo de home-office, le recomendaríamos que se tome una selfie antes de salir de su casa. En estos tiempos, en cambio, podremos solicitarle que recree algunos looks y sume, si es el caso, sus opciones para videollamadas con su equipo de trabajo o clientes.
– Un cuestionario específico sobre su estilo de vida, expectativas, objetivos, necesidades, la imagen percibida y demás. En la Guía de preguntas para la entrevista de ventas con un cliente, que podrás descargar desde mi web, encontrarás detallado cada uno de estos elementos, con referencias que te ayudarán a una interpretación súper ajustada.
Recolectar esta información llevará algunos días. Teniendo en cuenta esto, será conveniente pensar en una fecha realista y que no quede demasiado lejana, para evitar que el entusiasmo de la entrevista inicial se diluya.
In situ
¡Llegó el momento de conectarnos! ¿Un poco de nervios?, ¿Adrenalina?, ¿Ese temor recurrente a no estar a la altura de las circunstancias? (algo más que estudiado por la psicología y conocido como “el síndrome del impostor).
Hay claves para darle a estas sensaciones su debido lugar y que no nos dejen atornilladas al sillón.
– El tiempo suficiente dedicado al análisis del material de la instancia anterior llevará a armar las mejores opciones y los consejos que verdaderamente ayudarán a nuestra clienta.
– Contar con el material de apoyo a mano y, cuando sea posible, digitalizado. Esto incluye desde los perfiles de colorimetría hasta fotos de estilos y prendas.
– Explorar los recursos y posibilidades de la plataforma elegida. Un consejo: ¡por experiencia propia!, si algo no funciona, no quedarnos trabadas en eso y seguir adelante.
– Lo bueno si breve, dos veces bueno. El tiempo de atención en la pantalla es mucho más acotado. Entonces: menos preámbulos e ir directo al grano.
El después
Una devolución personalizada que incluya una guía o cuadernillo con un punteado ágil de conceptos y sugerencias; y fotos de combinaciones posibles, colores favorecedores y demás será un buen broche de oro. Luego, podés hacer un cierre para reforzar ciertos conceptos.
Cada uno de estos detalles llevarán a que nuestra clienta se sienta más que feliz por haberse autoregalado un rato indispensable e inspirador.
¿Te sirvieron estos consejos?
¿Tenés alguno más que puedas aportar? ¡Te leo en los comentarios!